viernes, 19 de junio de 2009

El síndrome del príncipe destronado


El Síndrome del destronado hace referencia a aquel hijo que es tratado como un rey, generalmente el primero -y a veces es el primer nieto-, pero que al llegar un hermano debe compartir su trono. Esta situación produce una inseguridad y angustia en el pequeño, ya que ahora el nuevo integrante es el centro de atención.
Un nuevo integrante a la familia es siempre una alegría. Sin embargo, a veces este momento especial puede transformarse en una situación de estrés para el más pequeño de la casa.
Pataletas, cambios de conductas y retrocesos en el aprendizaje, producto de los celos, son algunas de las formas en que se manifiesta.
Es importante que los padres tengan en cuenta que tener un hijo es una decisión de la pareja y no de los hijos. Por lo tanto, aunque es aconsejable preparar a los niños para la llegada de este nuevo integrante, esto no quiere decir que haya que hacerlos partícipe de la decisión, porque si se niegan y los padres deciden tener otro hijo, el niño se sentirá pasado a llevar cuando vea que su opinión no se consideró, es fundamental que durante la gestación de este nuevo hijo, se le explique al niño que en un tiempo más tendrá un hermanito. i bien los padres pueden influir en estos celos y evitarlos, existen otros factores que inciden en el desarrollo de ellos y que pueden ser manejables por la familia.
Una situación frecuente que provoca esta tensión es cuando hay poca diferencia de edad entre los hermanos, y el mayor -que aún dormía en la pieza con los papás- es trasladado a su propia habitación, y el nuevo integrante usa su lugar. Asimismo, en algunos casos la llegada de un hermano coincide con el ingreso del hijo mayor en el jardín infantil, como una forma de aliviar el trabajo que implica cuidar un recién nacido, lo que es vivido por algunos niños como rechazo.
Una forma de hacerlo partícipe en este proceso es incorporándolo en la toma de algunas decisiones, por ejemplo, elegir el color de la pieza del bebé y explicarle que como ahora está más grande va a tener una pieza para él solo. Además, hacer la diferencia en forma positiva entre él y el nuevo
integrante, por ejemplo, explicarle que es más entretenido hablar con él porque es un niño grande, permitirle que ayude con algunas cosas del cuidado, como pasar los pañales al mudarlo y avisar si llora. De esta forma, se sentirá importante e incluido.
También es recomendable que los familiares y amigos que visitan al recién nacido, feliciten al niño por su hermano pequeño, o que le lleven un regalo, ya que así se sentirá parte de este acontecimiento.
Cuando son más grandes, cerca de los 9 o 10 años, ya tienen un mejor desarrollo cognitivo por lo que entienden más y son más independientes desde el punto de vista del cuidado. Esto facilita la adaptación, sin embargo, pueden sentir celos o sentirse desplazados. La ventaja es que pueden hablar y explicar mejor lo que les pasa. Siempre es bueno permitir que lo puedan expresar y validar sus sentimientos. También si los padres le cuentan su propia experiencia con los hermanos menores es de gran ayuda.

3 comentarios:

  1. El tema me pareció interesante, y lo que más me llamó la atención fue que al hermano mayor no hay que hacérlo partícipe de la decisión de otro hijo, sólo hay que prepararlo para la llegada del nuevo hijo.
    Yo pensaba que era mejor hacerlo partícipe.
    Gracias por la información.

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  2. bueno ahora me esta pasando con mi primito igual no sabia que no hay que tomarle atencion en cuanto si quiere un hermanito o no! creo que los padres deben prestarle atencion tanto al recien nacido como al primero.

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  3. Me recordo a alguien que concoci, unon suele pasar por alto la opinion de los pequeños y sin darnos cuentas a veces eso genera un gran daño, que incluso repercute en otras etapas de la vida, el sufrimiento al ser desplazado marca inevitablemente.

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